mercredi, mai 31, 2006

"Petite soeur de mes nuits..." suite



"Lo que importa no es la casa de todos los días
sino aquella oculta en un recodo de los sueños
.


(...)

Lo que importa no es la lluvia
sino sus recuerdos tras los ventanales del pleno verano...
"



Jorge Teillier, "Los dominios perdidos"
De Poemas del país de nunca jamás, 1963


(Foto: Lastarria, noviembre 2005)

"Petite soeur de mes nuits..."

(Hoy día incómodo, desagradable. La gente especialmente poco amable en las calles, una bibliotecaria que te ladra gratuitamente, un rostro apático que te rosa a desgusto en el bus. Hay pocas cosas que me desagraden tanto como la falta de amabilidad, ¿qué cuesta, digo yo, soltar una sonrisa al rostro que casualmente se posa frente a tí?, ¿tratar de no aportar dureza a este mundo que ya la respira de sobra?...

... Y de remate el frío, como si no bastase la falta de sol y la lluvia, un día de primavera (en teoría al menos) que revive el invierno que acaba de pasar. Escalofríos que te acompañan en el parcours... )

...Y de pronto el sol sale desde dentro de un sobre, de una encomienda... otra vez un paquetito que cruzó el océano para depositarse en mis brazos y devolverle dulzura y carisma al día de hoy... Alma hermana mía, gracias por los detalles que me emocionan siempre y que nos unen, por la dedicación en medio de todo el ajetreo que es tu vida santiaguina. Gracias por recordarme siempre y una vez más, que estás ahí, respirando el mismo aire terrestre, recordando(nos) también al mirar el cielo, soñando en los pasos de la infancia resguardados siempre en nuetro galeón español...

Pequeña hermana mayor, eco de mi voz en la esfera celeste...


HERMANOS, ADORACIÓN Y PILAR DE MI SENTIR PROFUNDO... SUS VOCES SON CONMIGO TODAS LAS HORAS. JE VOUS AIME!


(Foto original-base: Sol Márquez, Santiago octubre 2005)

mardi, mai 23, 2006

Un an (año)

Haberse muerto en quién se era y en quién se amaba, haberse y no haberse dado vuelta como un cielo tormentoso y celeste al mismo tiempo" (Alejandra Pizarnik)


El tiempo es elástico para la memoria. Como si ayer, y como hace decenios. Como hace segundos, y como hace dos vidas atrás. Cierre de ciclos: hoy ya es un año desde ese día en que leí las palabras más tristes posibles, que se grabaron en lo eterno de mi sentir, y que me deshicieron. Recuerdo que recorría la orilla del Sena en un paseo sonámbulo, sin poder sentir de tanto sentir, sin poder llorar porque el llanto de nada servía. Cómo el universo puede perder sentido y centro, rotar en 180º. Cómo puede llegar a doler el pecho vacío. Desarmarse entera, dejar de creer, morir un poco, dejar atrás algo que éras y que se evapora para siempre. Caer al suelo desarmada, perdido lo único que te embellecía.

Levantarse, y obligarse a andar, a aceptar. Creer a ojos cerrados que “lo que no te mata te hace más fuerte”, y que “si está pasando es porque así tiene que ser, porque es lo mejor”.

Corren 4 estaciones, se tropieza una y dos veces, pero aquí estamos. Y finalmente te das cuenta de que la única gran verdad es que el tiempo pasa. Y que nunca en vano. Cada vez fui más libre de la pena, del absurdo coraje. Todo se fue disolviendo en un sutil cariño que acompaña a esa vida dormida en el ayer. De a poco sentí cada vez más la alegría de lo que había sido, que la tristeza de lo que ya no sería. Y el llanto se transformó así en las semillas de los álamos que volaban sobre mí ese día, y que volaban hoy de nuevo, y que así celebrarán el aniversario de este final cada primavera.

Rebrotar. Acomodarse la nueva corteza de la noción. Sentirse libre. Y crecer. Crecer.

PD: Aún hay momentos tristes, no lo niego. Pero eso también es bueno. Todo aprendizaje tiene lo suyo.

(Foto: Buenos Aires, 2004)

lundi, mai 22, 2006

Imagen


Tema vanidoso. Siempre me había dicho que todos los espejos son distintos, dado que en algunos me veía yo muy bien, y en otros no. Y curiosamente mis espejos en casa, eran siempre los que me daban el mejor reflejo.

Pues bien, hoy viendo en la tele-señal internet una entrevista al talentoso (y si, estupendo) Hector Noguera, lo escuché develarme el misterio del por qué de los espejos distintos. Y he aquí la cita, pues es además una reflexión muy bella que da para varias lecturas (más o menos cercanas al reflejo):

"A mí el espejo me devuelve una buena imagen de mí mismo. Pero sé muy bien que la imagen que te devuelve el espejo es muy engañosa. Si. Uno al espejo le pone siempre la mejor cara. No es que el espejo te devuelva tu imagen: uno le entrega una imagen al espejo, que es distinto".

En fin, para meditar la próxima vez que nos reflejemos en el mágico objeto... (y eso que no nos hemos puesto a hablar del cuento de Alicia y su otro lado... que a todo esto da nombre al blog...)

dimanche, mai 21, 2006

Paréntesis de un sábado

Noche de primavera
El viento en la techumbre
Sonido de pasos vacíos
Cruzan la memoria

(moi)


A veces todo lo que siento pleno se vacía de golpe. Lo seguro se hace vulnerable, y la soledad me recuerda mi existencia. Hay horas en que estoy ausente de mi propia vida, y la dejo pasar más allá de mi lugar en la cola. De pronto se me olvida quien era, quien soy, los 'por qué'. Y me arrullo en el silencio de mi propio espesor.

Mañana tiene que entrar luz de sol por la ventana. Y yo debo abrirla de par en par.

(Foto de Pablo Soriano. Parque de las Carretas, Putaendo. Noviembre 2005)

dimanche, mai 07, 2006

Paris II

" Je pense à Paris qui comme on plonge le sucre
dans son café noir a mis dans son ciel
un morceau de soleil et de solitude ".

Jean Portante

(revelación en el metro)

lundi, mai 01, 2006

"En la gloria!"

Andalucía. Andanzas por la sierra de Cádiz. Los campos en primavera. Sol y blanco de los pueblos encaramados en los roquedos. Noche azul y luna llena de oro. Los viejos andaluces, con sus boinas y bastones, recorren el pueblo para ver el atardecer. Conversan en las esquinas con su ritmo pausado y su acento cantao'. Viernes santo: en Sevilla salen de la iglesia de la Macarena elegantes damas vestidas de negro con su toca y manta; y a medianoche suenan las campanas en el pueblo. Primera semana de trabajo de campo, camino por bosques mediterráneos de encinas, quejigos y acebuches. Escucho nombres científicos de las plantas en francés (“kegcús”, “fumagiá”, yeraniúm”), y respiro de nuevo la botánica. Algunos pastores, que aún no desaparecen del paisaje, con su ganado, las cabras pastando por los cerros, con el sonido de sus cencerros jugueteando entre las piedras, y los cerdos ibéricos animando las dehesas (citadina soñando con descubrir el campo). Los cielos, las nubes siempre generosas y enceguecedoras: los arreboles del atardecer o las blancas ovejas pastando el azul del día. Domingo de resurrección, día libre por el pueblo, un artesano medieval me regala un corazón, y como una andaluza doy una vuelta por los alrededores al atardecer. Un día de lluvia en la sierra (Grazalema pueblo más “pluvioso” de España), agua corriendo por las calles de piedra. Mirar por la ventana del auto vistas que se superponen entre las curvas montañosas, un pinar, un pinsapar, las piedras calizas de las laderas. Cerrar los ojos, escuchar cantar aves. Desayunar unas tostadas y zumo de naranja, “venga, hasta luego”. Un francés que habla argentino, una italiana que habla sevillano. Paisajes de olivares en mosaicos parcelarios, que me hablan del cultivo ancestral de la tierra. Los troncos rojos de los alcornoques despojados de su corcho. El sol en la cara, una mariposa entre las adelfas. Un menú con trucha a la serrana ("sin jamón por favor") y un tinto de la rioja. Retorno a Sevilla, en la carretera un panel luminoso que dice “lo importante es volver”. Caminar por sus calles y acordarte de la sevillana aquella que dice “Sevilla tiene una cosa, que sólo tiene Sevilla..”. Campanadas por la mañana, a mediodía, al atardecer. Las carrozas, otra vez la Giralda, vagar por las calles del barrio Santa Cruz, contemplar el oro del Guadalquivir bajo el sol. Las golondrinas siempre volando y cantando sobre nuestro cielo. El “volver” de Gardel en la versión flamenca de Almodóvar. “Ponme una ración de gambas”, su rostro y su risa otra vez frente a mí. Su danza en una clase de flamenco. La feria de abril, el alumbrao’ inaugural de la primera medianoche, entre la masa humana expectante. Mantillas, lunares, primera, segunda, tercera y cuarta copla. Claveles en el cabello, un tinto de verano y bailen otra sevillana!. El paso lento de las horas, el “hola” de rigor, la belleza de calles, pueblos, campiñas y bosques. Respirar profundo, retener lo sentido y recordar que, como la expresión andaluza, allí se está “en la gloria”.