Contemplación
Hoy fue un buen día. Por muchas razones, pero evoco en este momento una razón en particular, que le dio su sello. Estoy de pronto haciendo hora, y entro a un parque a pasear. Corre un viento helado, reina ese frío que tienen los parques invernales, sólo comparable a su frescor en verano. Es un parque que he recorrido otra veces, su gran laguna navegable, su perspectiva de anfiteatro… pero esta vez mis pasos me encaminan simplemente a un rincón tranquilo, a un banco (un banc public como los de Brassens), y desde él veo una hermosa escena. Entré en ese estado en que uno siente a la mente, a los sentidos, a punto de tomar conciencia. Veo los árboles, algunos con decolorados follajes amarillentos de otoño, otros con su follaje siempreverde, oscuro. Veo una gran pradera, y alguien que corta el pasto con una especie de cortadora-auto, que sigue el contorno de una figura en la hierba, que con cada vuelta a su perímetro, va disminuyendo. Veo su quehacer con agrado, y creo sentir su agrado zen al hacerlo… Veo un grupo de niños que corre guiado por su profesora, que atraviesan la pradera envueltos en risas, en carreras, en energía. Veo parejas que recorren los senderos, madres con sus coches. Veo los grandes cuervos registrando la basura. Cual pintor paisajista, enmarco la vista que se me ofrece, le doy su punto de interés, gravo los colores, las formas, las especies de árboles, el sonido del viento…
Los árboles. Me traen tantos recuerdos los árboles. Los de la infancia, aquellos de mi jardín. Los de los bosques. Todos aquellos que nacieron a mi vista en mis años de estudio, cuando distinguir sus nombres me emocionaba… cuando los dibujaba, los leía, los aprehendía. Cuando veía, como hoy, los parques como un reino de sensaciones, seres, sonidos y belleza que me vivificaba. Hoy recordé esa sabia contemplación, -que emociona, entonces como ahora-, de esa naturaleza simple que nos rodea, que nos conversa al oído, y nos recuerda lo que es la vida. Así de bella, así simple.
Dicen que los japoneses se dan cita para ir a pasear pos los parques y jardines, cuando hay cambios de estación. Así, en silencio. Creo que debo recuperar viejos nuevos hábitos…
(Fotos en le Bois de Vincennes, mayo 2006... sus colores están en la imaginación... los ven?)