otro breve adiós...

…y vuelvo al dulce silencio de tu ausencia, de la soledad que me has enseñado a disfrutar…

…sonrío en el ahora recuerdo de conversaciones, viajes, canciones, rutinas compartidas… de ese sol que traías contigo cada vez que volvías a cruzar mi puerta con tus maletas…

…tan agradecida de seguir conociéndonos, creciendo, caminando juntas…


…me quedo contemplando las imágenes de este pedacito de nuestras vidas que construímos a dúo…






(Foto: Versailles, febrero 2007…la foto adivinen quién la tomó!?)

Maestros II

" Tú sabías que la poesía debe ser usual como el cielo que nos desborda,
que no significa nada sino permite a los hombres acercarse y conocerse.
La poesía debe ser una moneda cotidiana
y debe estar sobre todas las mesas
como el canto de la jarra de vino que ilumina los caminos del domingo.
Sabías que las ciudades son accidentes que no prevalecerán frente a los árboles,
que la poesía no se pregona en las plazas ni se va a vender a los mercados a la moda,
que no se escribe con saliva, con bencina, con muecas,
ni el pobre humor de los quieren llamar la atención
con bromas de payasos pretenciosos
y que de nada sirven
los grandes discursos tartamudos de los que no tienen nada que decir.
La poesía es un respirar en paz
para que los demás respiren,
un poema
es un pan fresco,
un cesto de mimbre.
Un poema
debe ser leído por amigos desconocidos
en trenes que siempre se atrasan,
o bajo los castaños de las plazas aldeanas "

JORGE TEILLIER

1935-1996

"El poeta de este mundo" (fragmento)

(Foto: Paris, agosto 2006)

lección de autosuficiencia

...después de llorar sobre mi pared de postales toda mojada...
...después de cortar el agua...
...después de trapear la poza...
...después de maldecir al dueño del piso que no contesta...
...después de tratar en vano de contactar un plomero...
...después de desesperar porque en esta ciudad los plomeros valen una fortuna y son inubicables...
...después de rabiar por el hecho de no tener un novio, amigo o conocido siquiera del tipo ‘maestro chasquilla’…
...después de "panicar" (francesismo)...



…simplemente arreglé la fuga de agua de la cañería…





…y si, me siento grande (que va! me creo la muerte)… pues descubrí además que soy una talentosa plomera…




(dejo en claro que la foto de mi "obra de arte" no la tomé de ociosa, si no que debía mandársela a mi arrendatario... y bueno, si, aprovechando el trance la arreglé un poquito, je...)

pasos libres

Me gusta mucho cuando tengo la excusa de que debo hacer hora, y aprovecho de pasear por la ciudad, por esos barrios donde nunca se anda, además. La verdad es que cuando una ciudad nueva se transforma en el lugar de tu vida cotidiana, darse el tiempo de caminar sin rumbo, redescubriendo nuevos detalles, jugando a evitar la muerte de la capacidad de asombro, es un gozo.

Las reflexiones que acompañan tales situaciones, como esta noche, son más o menos las mismas cada vez. Empiezo recordándome la suerte de estar en París, de marchar sobre sus callecitas… y me veo entonces en el tiempo, recuerdo mis primeros pasos en la ciudad de la luz… Es un tema, creo a estas alturas, bastante recurrente en mi escritura, pero no puedo evitarlo. Hay épocas de la vida que son cruciales, que hacen cambiar el rumbo de la navegación de tus días… y entre ellas ciertamente mis primeros meses de vida en tierras galas. Sé que cuando evoque en futuras eras los días de esta vida parisina, me veré en aquellos iniciales, en esas horas caminando, con el alma entumida y los ojos maravillados…

Parece otra vida, a ratos... como va cambiando todo con el tiempo!… como las percepciones primeras frente a los cambios se van desdibujando en el ayer… como las expectativas, los miedos van mutando… Me recuerdo aprendiendo a crear recorridos, costumbres, rutinas… me recuerdo jugando a hacer una nueva vida, que es simplemente mi vida hoy…

...los rincones de esta urbe están poblados de mis pensamientos peregrinos…

(Foto: 'la aparecida', diciembre 2006)