Grazalema: de sierras y un encuentro...

… mis pasos quedaron grabados en la superficie inmemorial de las sendas serranas… horas de marcha, sol y calor, ráfagas de viento, algunas sombras de fabulosos quejigos, encinas y alcornoques ofreciendo amistad… el ganado, las vacas detrás de los cercos, escrutándome curiosas con su mirada, galopando si osaba saltar un alambre de púa y aventurarme en sus dominios… la primavera floral haciéndome guiños en cada enjambre de colores y aromas, en cada vertiente enmohecida, en cada ave… un horizonte que se pierde, un auto compadecido que se detiene a mi señal, que me acerca, en una conversación curiosa, al siguiente pueblo… (y la pregunta de rigor “eres argentina?”, “no, chilena”)…

…el juego de habitar y crear rutinas en la estancia de cada nueva localidad, de hacer amistades, de recibir generosidad en conversaciones, favores, en el “hola” cotidiano y anónimo de las calles del pueblo… sentir la aclimatación, el mimetismo actuar…; detenerse en un atardecer, contemplar el paisaje mediterráneo, -sus suaves ondulaciones, su verde perenne tan cercano-, que miro siendo parte de él, desde él, con él…

“Pero / el asunto / es que las cosas sueñen con nosotros, / y al final no se sepa / si somos nosotros quienes soñamos con el poeta / que sueña este paisaje, / o es el paisaje quien sueña con nosotros...”

Jorge Teillier

Y aún, los caminos de reflexión y contemplación, yendo al unísono de otros caminos internos que se desplegaron en ecos de risas, dulces respiros, y caricias atrapadas en ensueños… (el recuerdo de la revolución de su presencia revelada en mí… de esa tarde andaluza de extraña complicidad que acunó nuestras miradas, entreproyectadas)...

… de pronto se vuelve a dejar la puerta entreabierta a los nuevos aires de la aventura de este, nuestro viaje mortal. Y entonces al andar lo acompaña un nuevo murmullo:

“…Y se está bien caminando a tu lado, del lado de la tierra que hace hablar por ella al corazón, sin descanso / en un viejo lenguaje enjoyado de lugares comunes.
Una inocente canción sin asunto que yo también podría aprender fácilmente…”

Enrique Lihn

(Fotos: abril, mayo y junio de 2007)