mercredi, février 08, 2006

Sobre tres entierros...


Anoche vi una película que me gustó mucho. “Los tres entierros de Melquíades Estrada” (The three burials of Melquíades Estrada, 2005). Y aunque no soy una experta, y aprovechando este espacio en que me permito hablar, o más bien comunicar las reflexiones que me asaltan, voy a hablar al respecto (además que el no ser una experta permite una lectura más sincera de la película, como me dijo alguna vez un respetado entendido en la materia).

Digo, decía que me gustó mucho. Me pasaron muchas cosas a medida que la veía, disfrutando de la bella fotografía, la buena música, las excelentes actuaciones, el buen guión y la buena dirección que supo “orquestar” todo en una película, no genial, pero si muy sincera, bien hecha, con cuidado, arte y sutileza suficientes para disfrutarla a concho al verla, y quedarse harto rato pensando después (mi idea de lo que es una buena película). Trataré, eso si, de no hablar muy explícitamente de la trama por si no la han visto aún (y si es así, háganlo, no se la pierdan).

Empiezo por el argumento. La historia, si bien ambiciosa en contenido (si uno analiza su lado verídico) sabe permanecer simple. Y con simple me refiero a que permanece fiel a la vida misma, con su cuota de alucinación, rudeza, y alegría. Que permanece en un lenguaje que no subraya lo evidente. Personajes, situaciones, e imágenes descriptivas “reales”, que uno cree y que por tanto siente. Ni el rostro del muerto que va deteriorándose con el paso de los días bajo el sol del desierto de Sonora, -con un evidente tono de maniquí-, parece exagerado. No exagera en la medida que es símbolo/imagen de la “realidad” del amigo difunto despareciendo de a poco en el viaje hacia su mundo real (contrario a la no patria de la extranjería de donde viene). Ni la caída espectacular desde un barranco de un caballo blanco parece exagerada, en la medida que simboliza al desprendimiento que conlleva todo viaje de redención.
Porque si, la historia cuenta una bella fabula sobre la redención, sobre el camino doloroso que debe seguirse para encontrarla. Viaje hacia uno mismo, y también hacia un mundo desconocido que justamente nos permite la reflexión, la distancia, la toma de conciencia. Y también viaje en contra de nuestras concepciones de lo que pensamos que es correcto, hacia el límite del orden establecido de las cosas. Un patrullero de fronteras estadounidense, cuyo trabajo y rutina es no dejar pasar la migración de los “espaldas mojadas” hacia su lado de la misma, la cruza en sentido inverso, hacia el lado donde él es el extranjero, donde deberá ponerse en su lugar, donde conoce una realidad al otro lado de su frontera mental. Y por todo eso no deja de ser emotiva la escena final de transformación, el fin del viaje, cuando se pide el perdón, cuando finalmente se deja salir el arrepentimiento, que existe desde un comienzo, pero que no se podía decir sino con el nuevo vocabulario descubierto durante el duro viaje interior. Ya que no hay perdón (o autoperdón) frente a cualquier error humano que no pueda alcanzarse si se tiene el coraje de seguir esa ruta, de la que no sirve tratar de huir: hay que enfrentarse a uno mismo, a su luz y oscuridad (secuencia del juego de escondidas entre los viajeros).
El término del viaje es así el fin de algo que se deja atrás, en el trayecto, representado en el ritual del entierro. El entierro de algo que era y ya no será más, tanto en nosotros (el cambio en el personaje del policía de fronteras) como en nuestra vida. En esta última idea, la obsesión del amigo por evitar la podredumbre del cuerpo muerto, como señal de la dificultad y dolor de asumir el duelo, de aceptar la nunca más presencia física del ser querido (siendo la camadería de los vaqueros tan importante para el protagonista, al punto de compartir fogatas con el cadáver).
También me gustó mucho la idea de que “se es” alguien, en la medida que tenemos un afecto para el que existimos. El inmigrante mexicano no tiene apellido (sobre su tumba), ni familia, ni lugar en el mundo (Jiménez era un lugar mítico finalmente); y sin embargo en nombre de una AMISTAD accede a todo eso (un nombre pronunciado muchas veces a lo largo del film, un lugar de entierro propio), y a un ritual funerario digno de reyes.

Sigo con la re-visita al imaginario del farwest, a ese espacio cinematográfico y real donde transcurre la historia. Aluciné con la fotografía de los enigmáticos y maravillosos paisajes de Texas. Con el fiel (supongo, me pareció) retrato social y ambiental de esa parte del planeta, su mixtura cultural (la película es en sí muy mestiza), su soledad, su belleza, sus pueblos perdidos, su gente hospitalaria, y los míticos cowboys que existen aún en los mismos rituales de las películas de vaqueros de Ford, (por lo que en algunas escenas uno se siente viendo otra época) sólo que esta vez acompañados por su tele portátil, en plena faena de campo en las montañas (elementos que nos devuelven a nuestra época).

No puedo dejar de mencionar las buenas dosis (no dicho en el sentido de una receta) de humor, violencia y drama. Se no dicen verdades a través de todas ellas, como la excelente escena donde el protagonista –en pleno proceso de cambio de piel- llora frente a una escena de la teleserie que veía su “mal amada” esposa, que arranca carcajadas a la vez que emociona.

En fin, se agradece a Tommy Lee Jones su trabajo, y su actuación maravillosa (con un muy bien español dicho sea de paso). Y por supuesto el excelente guión de Guillermo Arriaga, el que más me ha gustado de sus tres famosos ("amores perros" y "21 gramos").

Bueno, me fui en volá’, pero hace tiempo que no me gusta tanto una peli, y había que celebrarlo….

(PD: mis agradecimientos al gentil auspicio de Juani Salinas al evento…)

3 Comments:

Blogger Feñomeno said...

Bueno, concuerdo absolutamente contigo...una gran pelicula, lo mejor que he visto en el cine en los últimos meses. Bueno, la escena del caballo, la verdad me parece un poco de sobra y la verdad no me gusta...pero es una cosa super personal, además no deja de ser solo un detalle que casi se me habia olvidado.

Agregando a todo lo que tu dices, tb me gusto el hecho de que todos los personajes, incluso aquellos que aparecen tan solo unos pocos minutos, estan muy bien trabajados...pareciera que uno pudiera entrar en cada uno de ellos.

Todo en la pelicula esta para sumar...fotografia, música, actuaciones... créditos al director y protagonista, y a la pelicula que resulta.

12 février, 2006  
Blogger Nutela said...

hace rato que no me metía a tu página. tengo ganas de ver esa peli, aunque no sé si llegará a chilito. supongo que cuando esté en baires ese problema se verá reducido.

es un buen análisis, incluso más allá de la empatía que te preodujo el relato. pero no me cuente el final mi chica.

besos

17 février, 2006  
Blogger Claullitriche said...

Jejejejje...y si, lo siento.... finalmente no es buena idea leerlo sino se ha visto la peli... lo siento! soy igual al padre!

Un halago escuchar lo del "buen análisis" de una crítica de cine profesional!...

beso

17 février, 2006  

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